La expansión de la Anunciata en Filipinas tuvo lugar en los inicios del año 1987. Las dos primeras Hermanas enviadas desde la Provincia de San Raimundo de Peñafort comunicaban sus primeras experiencias. El eco de esta carta es todavía hoy, testimonio que ofrecemos a continuación con motivo de la celebración de los 25 años.
CARTA ABIERTA DE LAS PRIMERAS HERMANAS
Esto es la Anunciata en Filipinas. Una débil luz centelleante en una de las 7.000 islas de este archipiélago, una diminuta semilla sembrada ya, en tierras tropicales asiáticas, una presencia silenciosa entre las ocho lenguas y los ochenta y siete dialectos que hablan los cincuenta y seis millones de filipinos, un interrogante diario, y... ¡Ah! pero puede ser también “levadura”, “grano de trigo”, “perla escondida” y una “chispa” que prenda un fuego y otro y otro.
El día 19 de mayo, fiesta del Padre Francisco Coll, inauguramos y bendijimos la primera casa de la Anunciata en Asia; Nuestra oriental capillita fue sacramento de comunión y universalidad. Por vez primera se celebraba en este continente asiático la Misa del Padre Coll en inglés, tagalog y español. Por vez primera también, eran veneradas sus reliquias y cantado su himno porque Padre Coll “el ideal que propones a tus hijas no tiene lengua, frontera ni color”.
¿Qué hacéis, qué misión
realizáis? nos preguntan muchas de las hermanas que nos escriben.
Nuestra respuesta es muy simple:
Balbuceos de recién nacido. Nuestra misión aquí no podemos concretarla hoy.
Como todas vosotras, intentamos vivir los valores esenciales de una Dominica de
la Anunciata, ahora, en una cultura nueva y desconocida que a la vez nos
desconcierta e interroga. ¿Qué futuro vislumbramos?
Nuestro presente es un CAMINO DE
FE. Vivimos la incertidumbre del caminante sin camino, la sorpresa de lo
novedoso, el claroscuro del misterio.
El Cardenal Sin al recibirnos
nos dijo cordialmente: “Bienvenidas, llegáis en el momento oportuno. Pronto las
fronteras de China se abrirán y podréis ayudar a la Evangelización de aquel
vasto país”. ¿Sueño? ¿Temeraria aventura? ¿Profecía?
Si los designios del Señor son
que la Anunciata arraigue en estas tierras, si nuestra débil semilla da fruto,
si la levadura fermenta, si la chispa prende y el CARISMA del Padre Coll entusiasma a algunas jóvenes filipinas, la Anunciata se enriquecerá con un nuevo DON y
ANUNCIARA la Buena Nueva del Reino también en tierras asiáticas.
Hoy, es un CAMINO DE FE y la
Anunciata aporta desde su pobreza su óbolo mientras sigue en vela con la
lámpara encendida y pide al Señor que su SABIDURIA esté siempre a su vera
orientando su camino y bendiciendo sus esfuerzos.
Mª Angeles+ y Montserrat
QUEZON CITY,
9 de agosto de 1987
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