jueves, 22 de marzo de 2012

BENDICIÓN DE LA CASA DE QUEZON CITY, FILIPINAS

Ecos de la historia en estos 25 años

Un tema publicado en el Boletín Anunciata en el año 1990. Escrito por la Hna. Sagrario Llorente en el que dejó plasmada una de las vivencias inolvidables.
¡19 de mayo de 1990! Esta fecha tiene para la Comunidad de Filipinas múltiples resonancias. En primer lugar, la fiesta de Nuestro Padre, Francisco Coll, que intentamos celebrar cada año con solemnidad. En 1987, la bendición de la primera casa en estas tierras de Oriente, en la que la Comunidad ha vivido por espacio de tres años. También y ¿cómo no recordarlo? la entrada de la primera vocación Filipina.

Nunca mejor escogida esta fecha para la inauguración y bendición de la nueva casa de formación, “the convent” como la gente de los alrededores la llama.
El día amaneció claro y soleado, mas poco tiempo antes de la bendición, una lluvia torrencial comenzó a caer. Según nuestra mentalidad esto lo consideraríamos un contratiempo, pero para la gente de aquí, es una señal de que Dios bendice, se hace presente, riega la tierra para que dé fruto. Como diría Blondel “todo lo de aquí abajo se sostiene por arriba”. No puede haber vida sin el aliento del que la sostiene.
Procuramos que este acontecimiento fuese lo más significativo posible. Con tiempo suficiente se enviaron invitaciones a las comunidades que componemos la Familia Dominicana, aspirantes, vecinos, amigos y conocidos. Allí, junto con el programa a seguir, se podía leer la frase del P. Coll:
“Sí, sí; la Anunciata es obra de Dios”, expresión que tiene un gran sentido para nosotras; las novicias y postulantes la han aprendido de memoria y la repiten con frecuencia...
La ceremonia empezó con la bendición de la puerta de entrada:
“La paz sea en esta casa”. A continuación todos los asistentes, en procesión, nos dirigimos a la capilla, donde celebramos la Eucaristía. La concelebración fue presidida por el P. Bonifacio Solís, vicario Provincial de la Provincia del Rosario para Filipinas y Padres Dominicos de las comunidades de S. Juan y Sto. Tomás.
Cabe destacar en esta celebración, bastantes momentos llenos de significado, a saber: La bendición de cada una de las dependencias, donde se resaltaba el, ¿por qué?, y el, ¿para qué?, en relación con la vida de Comunidad. También se bendijeron las diferentes imágenes... La Biblia: Palabra de Dios, que ha de iluminar todo nuestro quehacer y existencia.
Es preciso mencionar la homilía, en la que el presidente puso de relieve la gran personalidad de nuestro Padre Francisco Coll, la validez de su vida y misión en el "aquí" y el "ahora", y cómo la Anunciata debe ser continuadora de su espíritu en estas tierras filipinas.

Las lecturas de Efesios 2,19-22 y Le. 12,22-34, iluminaron y dieron sentido a estas reflexiones.
“Lo esencial es invisible a los ojos”... pero para nosotros, lo visible hace presente lo “invisible”, como el símbolo pone de manifiesto lo que existe “más allá” de lo que nos rodea. Esto fue lo que intentamos vivir a través de las ofrendas:

-        La mesa, Eucaristía que nos convoca y nos hace hermanos.
-        Las velas, que nos recuerdan constantemente nuestra misión de ser luz.
-        Los documentos de la corporación, que dan personalidad jurídica a la Comunidad.
-        Los planos e instrumentos de trabajo, que sirvieron para construir el edificio.
-        El plan de formación, símbolo de la tarea encomendada para nuestra misión aquí.
-        Frutos típicos, símbolo de las primeras vocaciones filipinas.
-        Flores, que hacen presente el Autor de la belleza.
-        Por último, pan y vino, ofrenda, donación... Cristo que se hace presencia.

La celebración Eucarística continuó con toda solemnidad.

Eras Dominico fuiste Fundador, eras un testigo Francisco Coll.
…era tu misión evangelizar
…Has trazado una senda, senda de verdad.
…Eras hombre alegre, eras hombre feliz, tú amaste la vida, enseñaste a vivir…
Fue cantado por todos los asistentes. ¡Emocionante!
Como dice un refrán en un clima de hermandad, se comparte la “Misa” y la “mesa” y así fue, finalizamos la celebración merendando todos juntos.

Los anales no recogerán en toda su profundidad lo aquí vivido y celebrado, pero nosotras sí. Porque esta celebración es el culmen de muchos esfuerzos, colaboración, trabajos, luces y sombras. Pero al final es, y así lo hemos vivido ¡Una celebración! Con todo lo que significa.

jueves, 8 de marzo de 2012

"UN CAMINO DE FE"


La expansión de la Anunciata en Filipinas tuvo lugar en los inicios del año 1987. Las dos primeras Hermanas enviadas desde la Provincia de San Raimundo de Peñafort comunicaban sus primeras experiencias. El eco de esta carta es todavía hoy, testimonio que ofrecemos a continuación con motivo de la celebración de los 25 años.
                          
CARTA ABIERTA DE LAS PRIMERAS HERMANAS



Esto es la Anunciata en Filipinas. Una débil luz centelleante en una de las 7.000 islas de este archipiélago, una diminuta semilla sembrada ya, en tierras tropicales asiáticas, una presencia silenciosa entre las ocho lenguas y los ochenta y siete dialectos que hablan los cincuenta y seis millones de filipinos, un interrogante diario, y... ¡Ah! pero puede ser también “levadura”, “grano de trigo”, “perla escondida” y una “chispa” que prenda un fuego y otro y otro.

El día 19 de mayo, fiesta del Padre Francisco Coll, inauguramos y bendijimos la primera casa de la Anunciata en Asia; Nuestra oriental capillita fue sacramento de comunión y universalidad. Por vez primera se celebraba en este continente asiático la Misa del Padre Coll en inglés, tagalog y español. Por vez primera también, eran veneradas sus reliquias y cantado su himno porque Padre Coll “el ideal que propones a tus hijas no tiene lengua, frontera ni color”.


¿Qué hacéis, qué misión realizáis? nos preguntan muchas de las hermanas que nos escriben.
Nuestra respuesta es muy simple: Balbuceos de recién nacido. Nuestra misión aquí no podemos concretarla hoy. Como todas vosotras, intentamos vivir los valores esenciales de una Dominica de la Anunciata, ahora, en una cultura nueva y desconocida que a la vez nos desconcierta e interroga. ¿Qué futuro vislumbramos?
Nuestro presente es un CAMINO DE FE. Vivimos la incertidumbre del caminante sin camino, la sorpresa de lo novedoso, el claroscuro del misterio.
El Cardenal Sin al recibirnos nos dijo cordialmente: “Bienvenidas, llegáis en el momento oportuno. Pronto las fronteras de China se abrirán y podréis ayudar a la Evangelización de aquel vasto país”. ¿Sueño? ¿Temeraria aventura? ¿Profecía?
 
Si los designios del Señor son que la Anunciata arraigue en estas tierras, si nuestra débil semilla da fruto, si la levadura fermenta, si la chispa prende y el CARISMA del Padre Coll entusiasma a algunas jóvenes filipinas, la Anunciata se enriquecerá con un nuevo DON y ANUNCIARA la Buena Nueva del Reino también en tierras asiáticas.
Hoy, es un CAMINO DE FE y la Anunciata aporta desde su pobreza su óbolo mientras sigue en vela con la lámpara encendida y pide al Señor que su SABIDURIA esté siempre a su vera orientando su camino y bendiciendo sus esfuerzos.
Mª Angeles+ y Montserrat
QUEZON CITY,
9 de agosto de 1987

jueves, 1 de marzo de 2012

UNA AVENTURA DE FE, AMOR Y GRACIA

Iniciamos el blog Anunciata Asia Padre Coll en agradecimiento a los 25 años de la presencia de las Hermanas Dominicas de la Anunciata en Filipinas con el deseo de dar a conocer el camino recorrido, repleto de fe amor y gracia… y seguir con gozo los pasos audaces del presente que con esperanza y siguiendo las huellas del Padre Coll están dando las hermanas para abrirse a nuevos campos y sazonar los ya creados…

La nueva expansión de la Anunciata comenzaba en 1987: Toda una aventura!

EXPANSIÓN MISIONERA DE LA PROVINCIA “SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT”
 


“Jesús designó otros setenta y dos y los envió de dos en dos, delante de sí, a toda ciudad y lugar adonde El había de ir, y les dijo: La mies es mucha y los obreros pocos; rogad, pues, al amo para que mande obreros
a su mies”
(Lc 10, 1-2)





Todas hemos seguido con atención e interés los pasos que sucesivamente se han ido dando para ver la posibilidad de ser nosotras, la Provincia de San Raimundo de Peñafort, quienes hiciésemos realidad el deseo del Padre Coll de llevar la ANUNCIATA a tierras de Oriente.
Así pues, estamos en otro momento de nuestro proceso: el de la decisión y el lanzamiento. Es un momento difícil, cargado de vacilaciones, es cierto, pero es también un momento grande, en el cual hacemos un importante acto de FE y, a la vez, de amor a la Congregación.
El día 22 del pasado mes de febrero, las hermanas Montserrat Casellas y M.ª Angeles Ortega, renovando una vez más su sí, emprendieron vuelo hacia las tan lejanas tierras de Filipinas.
Nuestras hermanas han comprendido que la MISION es una dinámica de “más allá”, de intentar ampliar los campos del Evangelio. Ellas se han sentido ENVIADAS a abrir caminos nuevos a la Anunciata, una parcela de la Iglesia que “es siempre Pentecostés misionero: recibe la Palabra de Dios, bajo la acción del Espíritu Santo, para comunicarla a los hombres”.
A su paso por Roma se vieron animadas por la acogida de las hermanas de la comunidad así como de las del grupo de formación permanente, que no ahorraron detalles para hacer más y más gratas esas horas. Momentos importantes fueron las celebraciones eucarísticas, tanto la realizada en la celda de Santo Domingo, presidida por el P. Muñoz, O.P., como la que presidió Mons. Pironio. Ambas dieron empuje al lanzamiento misionero, ya fuera desde la perspectiva emprendedora de Santo Domingo, como desde el silencio contemplativo de María de la Anunciación, sobre el que tanto insistió el Cardenal Pironio.
El día 25 llegaron a Manila, lugar donde residen de momento, acogidas por las religiosas Dominicas misioneras de Santo Domingo.
La novedad del lugar, el clima, muy riguroso en esta época del año, la lengua, o mejor aún, las lenguas, son un cúmulo de realidades que hacen NO FACIL el lanzamiento. En aquel país hay muchas necesidades, es cierto. Algunas están a nuestro alcance, otras no. Poco a poco, con la firme voluntad de las hermanas, colaboración de tantas personas amables y generosas como se encuentran por allí, con nuestro apoyo y, sobre todo, con nuestro recuerdo y oración y, en cuanto se pueda, con un buen “refuerzo”, si es obra de Dios, prosperará.
Las hermanas saben que no están solas. Cristo las acompaña. Y también saben que las acompañamos nosotras: cada una de las hermanas de la Provincia y todas las hermanas de la Congregación que estamos realizando nuestra tarea en distintos rincones del mundo.
Pidamos juntas a María de la Anunciación, a Santo Domingo y al Padre Francisco ColI que sigan intercediendo por nosotras ante el Señor, para que nos conceda a todas pero, sobre todo, a las hermanas Montserrat y M.ª Ángeles, la fortaleza y el coraje del apóstol que quiere seguir el camino de Jesús: “Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado” (Lc. 4, 43).
H. Mª A. Mitjans
Publicado en el Boletín Anunciata. Año 1987