viernes, 20 de septiembre de 2013

ABRIENDO CAMINO HACIA VIETNAM

Recogemos en este blog una serie de artículos publicados en la Hoja Informativa de la Provincia San Raimundo de Peñafort que marcan algunos de los pasos que a lo largo de una década han culminado en la creación de la primera comunidad de Dominicas de la Anunciata en Vietnam.

 
Era el martes de Pascua, 10 de Abril de 2007. Una madrugada que se vislumbraba clara, presagio de una jornada calurosa como muchas que se viven en “la estación seca” filipina. Eran aproximadamente las cuatro y media de la mañana cuando la hermana Cristina, Tram, primera postulante vietnamita y yo, enviadas por la Priora General, nuestra querida Ha. Nati íbamos al Vietnam a llevar acabo un proyecto de “acompañamiento” de un grupo de jóvenes vietnamitas, con inquietud vocacional, que han mostrado repetidamente interés en conocer mejor la Congregación. Era un grupo conocido ya, por algunas de nuestras hnas. y con quien nos comunicamos.

 El objetivo propuesto lo teníamos claro. Lo habíamos reflexionado con el tiempo suficiente, elaborado con ilusión y esperanza y matizado y revisado por quien correspondía. Agradecíamos que pudiéramos colaborar en un Proyecto Congregacional avalado y querido por muchas. Desde nuestro amor grande a la Anunciata nos lo mirábamos como muestra de confianza, como un posible camino de extensión de la Anunciata en Asia, un especie de trampolín que desde Anunciata-Filipinas nos lanzaba a una realidad, distinta a otra lengua, a una cultura que sin duda nos enriquecería se trataba de una misión de “Seguimiento”.

 La familia de Tram, nuestra Postulante vietnamita, nos acogió cordialmente en su casa a nosotras y al grupo, el Vicario de la diócesis a quien visitamos celebró nuestra visita con mucha alegría. Gracias a la buena acogida de todas y de todos y a su generosidad pudimos organizar con el grupo de aspirantes clase de inglés necesarias para poder comunicarnos y seguir su formación, presentarles la Congregación, nuestra misión y carisma y organizar con ellas una experiencia comunitaria que nos ayudó al conocimiento mutuo.
 
Procuramos ser entre las jóvenes testigos del Señor Resucitado cuyo mensaje de paz y alegría pascual procuramos vivir y trasmitir a ellas y a sus familias. Desde estas líneas agradecemos sinceramente a nuestra Priora Provincial la posibilidad que nos ha brindado y su confianza, y, a toda las Hnas. su plegaria, su amor hecho delicadeza y vida.
 

 La experiencia vivida en Vietnam no solo mereció la pena sino que mereció la alegría.
Que el Beato Francisco Coll vele y bendiga su obra maestra, la Congregación y que Sta. María de la Anunciata nos ayude a ser fieles y a estar siempre disponibles.
                                            Benedictus Deus

Joyce Q Frianeza OP.

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